Madrid- 13 de febrero de 2020.- El impacto global que está teniendo el brote de COVID-19 (hasta ahora conocido como Coronavirus) en Wuhan, China está afectando de una manera directa a los flujos turísticos de entrada y salida al país asiático. La coincidencia de la crisis sanitaria y el bloqueo de la conectividad aérea del país (caen un 65% de las conexiones aéreas internacionales) con el año nuevo chino (25 de enero) y la consiguiente semana dorada, ha producido una desplome del turismo emisor chino para todo el mundo.
El impacto está siendo incluso mayor para las entradas de turistas internacionales a China, que han disparado sus cancelaciones y muestran una bajada drástica de la demanda por visitar el país. Desde la empresa de Inteligencia Turística Mabrian Technologies, han querido analizar de manera detallada cuál está siendo el impacto de esta pérdida de confianza por parte de los principales mercados emisores occidentales hacia el país asiático. Para ello, se ha analizado la evolución del Índice de Percepción de Seguridad con el destino y paralelamente, la evolución de la demanda espontánea de estos mercados para el mismo, a través de las búsquedas de vuelos.
El Índice de Percepción de Seguridad (PSI), es un indicador que Mabrian Technologies calcula a partir de la monitorización de las interacciones turísticas en Redes Sociales (Big Data) en relación a un destino, gracias a técnicas de Procesamiento Natural del Lenguaje e Inteligencia Artificial, que les permite captar el sentimiento en relación a aspectos de seguridad, como puede ser una crisis sanitaria.
El análisis se ha centrado en los mercados estadounidense, canadiense, alemán, británico y francés, ya que estos son los cinco mercados occidentales que tenían mayor conectividad aérea programada con China para los próximos meses (de febrero a diciembre 2020).
Del análisis del comportamiento espontáneo de estos mercados tanto en Redes Sociales como en los patrones de demanda por búsquedas de vuelos durante el mes de enero, se desprende que los mercados del norte de América muestran una sensibilidad claramente mayor a la crisis a los mercados europeos analizados.