Las últimas cifras y los pronósticos del IHME indican que el Reino Unido, si no toma urgente medidas, puede llegar a tener un muerto por Coronavirus por cada uno de sus mil habitantes.
Isaac Bigio, Analista Internacional
Cuando se cumplen 48 horas desde que el primer ministro Boris Johnson fue internado en el hospital Saint Thomas de Londres las cifras oficiales arrojan que el COVID 19 ha contaminado a más de 55,000 británicos de los cuales más de 6,000 ya han muerto.
Estos datos son muy grave es pues implica que el Reino Unido, además de ser la quinta economía del mundo ya es la quinta nación en tener más fallecidos por dicha pandemia. Su cantidad de perecidos por dicho virus ya duplica a la de China e Irán, repúblicas que fueron los iniciales epicentros de dicha plaga.
Hoy en UK por cada 11 contagiados por COVID-19, uno perece. Esta tasa de mortandad solo es superada por la de Italia. Mientras que Alemania tiene más de 100,000 infectados por el COVID-19 solamente registra poco menos de 2,000 muertos. Si el 2% de los germanos con coronavirus fallecen, el 11% de los británicos con igual mal perecen.
Las cifras se vuelven más alarmantes. El Instituto de Evaluación y Métrica de Salud de Seattle (IHME, por su siglas en inglés que significa Institute for Health
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Metrics and Evaluation IHME) pronostica que UK va a tener el mayor número de muertos en relación a infectados dentro de las potencias occidentales.
Además, advierte que para dentro de unos 10 días en las islas británicas se puede llegar a una cresta de casi 3,000 muertos por día y que para agosto este país podría bordear los 66,000 fallecidos por COVID-19, una cantidad que para entonces superaría a la suma total de las otras 4 naciones europeas más infectadas (Italia, España, Francia y Alemania).
Si bien esta cantidad sería poco menor a los más de 81,000 muertos que pare entonces el IHME estima que tendría EE.UU., la proporción de muertos por habitante sería mucho mayor que la del coloso norteamericano. Si se diera el caso que 66,000 británicos fueran víctimas fatales del COVID-19, esto implicaría que uno de cada mil de los 66 millones de habitantes del Reino Unido no sobreviviría a esta pandemia. A ello hay que sumar otras fatalidades colaterales de personas que perecen como efecto de la depresión, el crimen, la crisis económico y la incapacidad del atorado sistema de salud de lidiar con otras enfermedades.
Los pronósticos son alarmantes. Ya somos la única nación del mundo con su gobernante estando en cuidados intensivos por el COVID-19, mientras que su actual ministro de salud, su médico de cabecera y su futuro jefe de Estado ya han sido previamente infectados por dicho virus.
El país y el propio primer ministro vienen pagando muy caro la inicial política de privilegiar la salud de la economía por encima de la salud de la población, los recortes hechos en la última década al Sistema Nacional de Salud (NHS) y la fuga de buena parte de su personal europeo y extranjero, y el mantener similares tesis que las de Donald Trump o Jair Bolsonaro de despreciar la magnitud de la pandemia para no afectar la producción. A la postre estos intentos de querer relegar los alcances de la pandemia han resultado que no solamente la vida de muchos ciudadanos ha sido puesta en peligro sino que el aparato productivo va a quedar ser más afectados y durante más semanas.
Los pronósticos del IHME puede que no se tornen realidad si es que tomamos serias medidas al respecto y se imponen drásticas medidas de auto-aislamiento y distanciamiento social, así como de sustancial inversión en los servicios de salud y protección social.
